miércoles, 27 de diciembre de 2006

TRANSAMERICA

Por Juan Gonzales

TRANSAMERICA (2005)
Guión y dirección: Duncan Tucker / Fotografía: Stephen Kazmierski / Música: David Mansfield / Reparto: Felicity Huffman (Bree), Kevin Zegers (Toby), Fionnula Flanagan (Elizabeth), Graham Greene (Calvin), Burt Young (Murray), Elizabeth Peña (Margaret).
Bree (Felicity Huffman) es un hombre que está a punto de poder realizar su ansiado sueño de una operación de rectificación del sexo, lo cual le brindará la estabilidad y tranquilidad que ansía. Pero, a días de esto, recibe la noticia que tiene un hijo llamado Toby (Kevin Zegers), el cual se encuentra en problemas. Bree se resiste a realizar el viaje, pero su terapeuta decide que no le dará el permiso que necesita para realizar su operación hasta que resuelva su actual situación. Así se inicia Transamerica, con Bree viajando de Los Ángeles hacia Nueva York para conocer a Toby. Ya en Nueva York deberá, a su vez, regresar a Los Ángeles para poder llegar a tiempo a su operación y lograr que su hijo biológico logre encontrar un lugar en el mundo.
Transamerica remite a la idea de viajar a través de él país. El prefijo "trans" sirve para definir la situación de tránsito, de paso. Pero ese tránsito es tanto material como afectivo; tránsito en el que todas las personas nos encontramos. Con ello, esta película no es solo una historia sobre las vicisitudes de un transexual, es la historia de cualquiera de nosotros; por lo mismo, es siempre la historia de un otro, con características particulares, pero no más que la de otras personas. Un otro que cercano o lejano siempre nos dice algo.
Es agradable ver películas que delinean a sus personajes no ya desde la estructura de lo que debería ser una buena vida, sino desde de lo que es lo mejor para sus personajes, o para la coherencia de estos. Películas en las que se deja de lado lo políticamente correcto o la moraleja, no con el fin de escandalizar ni de crear polémica, sino que simplemente intentan contar una historia.

Spinoza, en su Ética, hablaba del conatus como la potencia o esfuerzo de cualquier cosa por preservarse en su ser. Para él, la felicidad radica en que "el hombre pueda conservar su ser". Dicho esto, quisiéramos ver de qué modo podemos hablar en la actualidad de preservar en nuestro ser. Es claro que no lo decimos desde una clave metafísica, ni esencialista. Esto es, no hay una naturaleza que prefija lo que somos, o un pathos que ha determinado nuestro destino, sino que el modo en que decimos en qué o cómo las personas buscamos perseverar en nuestro ser es en la apuesta diaria por crear sentidos de vida. Por querer seguir viviendo a pesar de lo difícil que la vida se nos presente. Es tener la capacidad de cortar los círculos de violencia y dolor, en los que nos hemos visto inmersos. Transamerica sorprende pues muestra el conatus de las personas, ese conatus que nos hace seguir intentando día a día. Si bien el pasado marca nuestro futuro, no lo define. Y la posibilidad de cambiar está latente, siempre abierta. O al menos a muchos de nosotros nos gusta creer eso.

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