miércoles, 27 de diciembre de 2006

2046

Por Juan Gonzales

2046 (2004)
Dirección: Won Kar-Wai / Reparto: Tony Leung (Chow Mo Wan) Gong Li (Su Li Zhen) Takuya Kimura (Tak Kimura) Faye Wong (Wang Jing Wen) Zhang Ziyi (Bai Ling) / Guión: Won Kar-Wai / Fotografía: Christopher Doyle, Lai Yiu Fai, Kwan Chi Leung / Música: Peer Raben, Shigeru Umebatashi.
2046 es un relato polisemántico, esto es, de diversos sentidos, un relato abierto que se revela de a pocos para volver a ocultarse. El titulo del film no solo remite a la habitación del Oriental Hotel, lugar de fijación, de engaños y desengaños, ni al año al que hay que escapar, en donde no pasa absolutamente nada y uno es capaz de recuperar los recuerdos perdidos, sino que incluso apela a la promesa hecha por el gobierno de China Continental de que nada cambiaría en Hong Kong después de que recuperara su autonomía en 1997, luego de haberse encontrado bajo el poder de los ingleses por más de 100 años. Al respecto nos dice Wong Kar-Wai: "Cuando el Gobierno de China prometió 50 años sin cambios, pensé que debía hacer una película sobre las promesas, sobre cómo las cosas pueden permanecer sin cambios durante toda la vida".Un lugar común en la historia humana es el correspondiente al "que hubiera sido si", el cual Wong Kar-Wai recoge de manera exquisita. La melancolía por lo que no fue y uno sigue pensado que pudo ser. El recuerdo que no nos deja, no nos abandona. La angustia que uno debe llevar debido a las decisiones tomadas y la conciencia final de que no pudieron ser tomadas de otra forma.Así como Proust se enfrentó al tiempo y a la memoria, y logró encontrar un tiempo personal y no lineal, y una memoria en la que los recuerdos fluían unos a otros, donde el más pequeño detalle nos llevaba hacia nuevas historias y nuevos recuerdos; pues así regresa a nosotros aquello que intentamos olvidar y no nos deja, y lo que habíamos visto desde una perspectiva, con el paso del tiempo, se nos muestra con otro matiz. Lo mismo sucede en el caso de Wong Kar-Wai. Su relato nos muestra breves historias entrecortadas, que se cruzan y complementan entre sí; como un bolero, sutil y amargo, que nos relata los contratiempos del amor no correspondido. La saudade, aquella tristeza por ausencia, recorre cada cuadro del film. La música y la fotografía completan este cuadro, que le permite a Wong Kar-Wai, como en los grandes boleros cantados por el genial Rolando Laserie, decir: "Tenía que ser así".

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