martes, 6 de marzo de 2007

Gilmour's Day

Luces publicó el pasado domingo el siguiente artículo. Lo copio aquí porque la ocasión es propicia (gracias Bos por el dato!)




Calle rock: Una pausa con Gilmour
Este martes, el ex guitarrista de Pink Floyd cumple 61 años.

Por Rafo Valdizán

En estos días se habla mucho de Pink Floyd -y en particular de Roger Waters-, y no podría ser de otra manera, a puertas de la presentación en Lima del bajista, vocalista, capo y cerebro de una banda que encontró su lugar en la vanguardia como cuarteto iconoclasta al que jamás le vinieron bien los caminos simples ni la predictibilidad de una música concebida como un mecanismo inmediato. Si Pink Floyd ponía manos a la obra, era para extraer de su laboratorio un monstruo de varias cabezas, alguna producción que daría que hablar por tratarse de un desafío al orden establecido, casi siempre con excelentes resultados, aun si hablamos de discos considerados menores en sus lujosos anaqueles, como el "Obscured by Clouds" (1972), "More" (1969) o algunas de las placas alumbradas luego de la salida de Waters, como la infravalorada "The Division Bell" (1994).

Le debemos una pausa a David Gilmour, guitarrista de la banda, que este martes (6 de marzo) cumple 61 años. Hablamos de un músico fundamental en el sonido de Pink Floyd, tal vez lejos de los créditos locos que ganaron primero Syd Barrett y luego Roger Waters -puntas de lanza creativos en las distintas eras de la banda-, pero capital en la fase interpretativa, en virtud de su capacidad intuitiva a la hora de pulsar su guitarra o al momento de colocar su timbre oscuro y fruncido en muchas de las piezas de Floyd. David Gimour, nacido en Cambridge, tuvo momentos verdaderamente memorables como integrante de Pink Floyd. Muchos recuerdan el solo de guitarra que coronó el magnífico "Confortably Numb", una de las mejores canciones del álbum "The Wall" (1979). Otros identifican mejor al guitarrista cuando empuña la acústica y le imprime una voz íntima y cálida a "Wish you Were Here".

Uno de sus momentos de epifanía, a juicio personal, aparece en la extensa introducción de "Shine on you Crazy Diamond", en la que Gilmour demuestra su extraordinaria sensibilidad sobre las densas capas de teclados que se anteponen al discurrir de la canción como un prolegómeno de tensión in crescendo previo al develamiento de una obra maestra que efectivamente es. El guitarrista puntea con el corazón, hace sufrir a su Fender Stratocaster, le arranca lágrimas con absoluta simpleza y sin necesidad de apelar al efectismo de artificios obsesivos muy extendidos entre los guitarristas virtuosos (Gilmour no lo es y no le importa serlo, y para nosotros es mejor que así sea).

Como solista, el músico británico lanzó placas como la notable "David Gilmour" (1978), "About Face" (1984) y la más reciente, salida a las calles el 6 de marzo del 2006: "On an Island".


Esperemos a Waters, pero el martes pensemos en Gilmour.


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