sábado, 24 de febrero de 2007

Musicalizando

The Soundtrack of Your Life

Es una tarde soleada de sábado y me provoca escuchar el primer disco de Camera Obscura, Biggest Bluest Hi-Fi. Es un lindo disco; hay algo en la voz de Tracyanne Campbell que simplemente es ideal para una tarde como la de hoy: vengo de ayudar en una mudanza y he decidido tomarme la tarde para mí. No hay nadie en mi casa así que el espacio es mío. El disco corre mientras corren las nubes y a mí se me ocurren miles de cosas... hacer esto (escribirle a algún amigo a la distancia, reordenar mis libros de acuerdo a las necesidades actuales, echarme en el piso, descansar y cantar), hacer lo otro (acariciar a mi gata -la Maga- que ahora me acompaña, ordenar algunos papeles y apuntes que he ido acumulando, pensar en colgar o no colgar un cuadro en la pared), muchos proyectos. Soy una fanática del orden. Digo fanática y no maniática porque no lo hago obsesivamente sino con cariño. Ordenar para mí es como conocer, revisar, volver a conocer, recordar, volverse a ubicar.

Esta semana me he encargado de reordenar mis discos. A mis discos les tengo especial cariño. Son el soundtrack de mi vida. El orden en que los tenía anteriormente era cronológico (el orden cronológico, como el alfabético, son para mí los órdenes más neutros o esquemáticos). Ahora los he reubicado por géneros. Pero siempre es una labor más difícil de lo que parece (más paja de lo que parece!) reagruparlos por géneros, porque hay ciertos grupos que ciertamente no calzan con los géneros y porque los géneros pueden convertirse en cajones estrechos. He tratado de no caer en esas cosas, de modo que he buscado simplemente agruparlos bajo categorías amplias en las cuales quepan diversos tipos. Nada de estrechez, por favor, nada de estrechez. Categorías amplias y móviles donde calcen distintos y diversos géneros y grupos, según yo entienda que tienen aspectos en común. Categorías que me sirvan a mí a ubicar mi música (y a ubicarme a mí dentro de ella). El criterio siempre es personal; las relaciones que se establecen entre los discos (por qué coloco a este grupo al lado de este otro), siempre vienen de uno (“relaciones internas entre los objetos”, las llamaría Wittgenstein). He intentado concentrarme en eso. Y he observado lo siguiente.

1. Hay una gran categoría que la he llamada “clásicos” que es relativamente sencilla de clasificar. Dentro de los clásicos tenemos una rama más folky encabezada por Bob Dylan, Johnny Cash y descendencia; una rama más rockanrollera encabezada por los Beatles y los Rolling Stones; una rama progre (es claro quienes entran aquí); una rama “art rock” donde coloco a David Bowie, Brian Eno y otros camaleónicos de la música; una rama más punky donde se ubican Patti Smith, The Clash, etc.; una rama más pop donde entran, por ejemplo, Abba.
2. Luego vendría, coherentemente, la onda ochentera. Y aquí fue donde empecé a notar las sutilezas (y profundidad) de este asunto, porque me fui imposible separar los discos que componen el bloque ochentero: un bloque que va desde Erasure hasta The Psychedelic Furs, desde Cindy Lauper hasta Clan of Xymox; desde OMD hasta Cocteau Twins; desde Culture Club hasta Siouxsie and the Banshees, pasando por los Smiths, Duran Duran, Echo and the Bunnymen, The Jesus and Mary Chain, Indochina, A-Ha, Depeche Mode, etc. etc. Es decir, desde los sonidos sintéticos hasta la maquinaria más industrial. Desde el Atari hasta las fábricas. No, imposible para mí dividir los ochentas. Siguen siendo en mi constelación personal un bloque variado y polimorfo, pero un bloque al fin y al cabo. Simplemente los puse todos juntos bajo un rubro “80s”.
3. Me topé luego con la era de los noventas y el panorama volvió a cambiar drásticamente, porque así como los ochentas remiten para mí a un bloque, con los noventas se me empezaron a aparecer un sin fin de subgéneros. La cosa empezó a disgregarse radicalmente; y sin embargo, el método que había utilizado para los “clásicos” tampoco funcionaba del todo bien. Me di cuenta pues que la constelación “alterativa” noventera requería de su propia clasificación. Salí del paso de la siguiente manera: a) alternativo – grounge (Pearl Jam, Soundgarden, etc.); b) alternativo – hard rock/post punk (Sonic Youth, Pixies –ven? ustedes creen que los de Sonic Youth y los de Pixies hubieran alguna vez en su vida pensado que entrarían en un mismo género?, y sin embargo para mí son indesligables–, Mr. Bungle, etc.); c) alternativo – post grounge (Better than Ezra, Blind Melon, Collective Soul, etc.); d) alternativo – pop rock (Fountains of Wayne, Spacehog, Weezer, etc.); e) alternativo – brit pop/rock (Blur, James, Pulp, Suede, Stereophonics, etc.); f) alternativo – folk/rock (10000 Maniacs, Chris Isaac, R.E.M., Nick Cave, Mazy Star, The Go-Betweens, etc.); g) alternativo – experimental (la categoría más extraña de toda mi lista) (Björk, Morrissey, Cranes, Galaxie 500, My Bloody Valentine, PJ Harvey, Tori Amos, The Smashing Pumpkins, Placebo, etc. –podrán imaginarse, realmente una conjunción de muchas cosas, pero cosas que para mí van –por algún motivo– unidas).
4. Finalmente, un rubro más con las cosas de ahora (esta categoría recién se está forjando) y uno más de electrónicos.
5. Por otro lado, sigo manteniendo las cosas en español agrupadas juntas (aunque ahí también habría que hacer sus divisiones).
6. Soundtracks tienen su propio espacio. Compilados y recopilaciones (hechos en casa y comerciales) también.

Bueno, este es mi orden. El orden que me salió natural. Y lo más paja de todo esto, aparte por supuesto de irlos escuchando y volviéndolos a descubrir, ha sido darme cuenta, yo mismo, del orden interno (o relaciones internas) que yo les encuentro.
Moraleja: mientras uno mismo encuentre sus propios discos, cualquier orden está bien.

2 comentarios:

Nicolás Tarnawiecki dijo...

los go-betweens deberían tener una categoría aparte: lo mejor de perth, aussie; Y al costado debería estar la categoría: lo mejor de new zeland: The Bats.

cristina dijo...

Nicolás, tú con bastante más experiencia musical que yo, por favor ilústrame: ¿qué es perth, aussi?